Este hecho, imprevisible cuando comencé a pensar en mi nuevo espectáculo, crea un marco sorprendente e inmejorable para apreciar la fuerza de los argumentos de la más ambiciosa de mis obras: UTOPÍA, que trata del mundo olvidado de las verdaderas utopías progresistas decimonónicas, que teóricamente, siguen inspirando a nuestros partidos de izquierdas de hoy.
Mi intención era castigar, a la manera de los bufones, a mis antiguos compañeros ideológicos por su falta de pasión, recordándoles de dónde venimos políticamente y la importancia de defender nuestra tradición humanista frente a una derecha en auge.
De la necesidad de sacudir a la izquierda de su sopor me convenció lo que me empezó a suceder en España desde el 2006 con las representaciones de mi obra precedente, La Revelación. Por haber querido defender los principios de una sociedad laica, en un espectáculo ciertamente bufonesco pero construido sobre una base teórica muy seria, fui víctima de una brutal campaña de oposición por parte de la derecha nacional católica que culminó con el descubrimiento de una bomba en el Teatro Alfil de Madrid a pocos metros de mi camerino. Lo que más me impactó fue la tibieza en la solidaridad de ciertos ambientes progresistas que daban la sensación de pasar de luchar por sus ideales. Una posición comodona que consideraba como una molestia remover estas viejas batallas.
Nueve meses después del estreno de UTOPIA, entrando ya en el otoño 2009, las cosas están aun más claras. Lejos de aprovechar la derrota del pensamiento y la filosofía neoconservadora, la izquierda, en un impresionante vacío de propuestas, ha dejado pasar la caída de sus adversarios sin proponer ninguna alternativa. Esta ocasión perdida no hace más que confirmar lo que ya se sabía: tras la fachada intelectual hay muy poco contenido.
Así, la tesis central de UTOPIA es más actual que nunca: Hay que volver a la fuente del pensamiento de izquierdas, rejuvenecer nuestros valores o sino cualquier día descubriremos que hasta los principios de la Ilustración serán puesto en duda por el Nuevo Oscurantismo.
¡El momento de una nueva Utopía ha llegado!
Una última palabra: La búsqueda del verdadero espíritu utópico me llevó sin remedio a la historia europea después de 1789. Una impresionante epopeya hecha de grandes movimientos sociales, de asombrosos adelantos científicos y artísticos y que acaba trágicamente en la primera guerra mundial. Un viaje que me lleva a redescubrir no sólo la fuente ideológica de mi propia familia circense, internacionalista y progresista como el Circo mismo, sino también a su gran figura carismática que es el Payaso blanco, rey incuestionable de la Pista, que más que Marx o Fourrier encarnó para el público decimonónico la concreción de todas las Utopías.
3 comentarios:
Otra vez por aquí!!!
Qué ilusión!!!
Reconozco que este señor me pone bastante nerviosa pero, bienvenida sea siempre la Utopía!
Otra vez por aquí .... ¿cómo llevas tu libro??
pues tendrías que ver el espectáculo de Leo Bassi ... para mi ha resultado ser GENIAL!!! ... me ha sorprendido completamente!!!
Chusita!! Viva la utopía!!
Publicar un comentario