Y aunque de cada despedida se aprende, lo más interesante es confesar lo que se siente. Atreverme a mostrarte, enseñarte mi parte es darte mi sangre. Y de una bienvenida también se aprende, pero lo más interesante es no poder esconder la alegría que emerge por el hervor de mi sangre.
2 comentarios:
Que bonito.. quizás lo que cuesta a veces es saber cuando nos tenemos que despedir…y si seremos capaces de mostrar lo que sentimos..
Una asignatura pendiente, quitar el miedo a las despedidas; bueno, mejor dicho, como lo dice Chus la poeta, aprender a confesar lo que sientes. ¡Qué bonito!
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