MALEDUCADO PERMISO

Por un pequeño instante, casi por descuido, me olvidé de mi, y con algo de osadía me entregué a esa misteriosa melodía que se escuchaba suavemente detrás de la cortina. Caí de bruces al otro lado de la orilla, y lo que fueron ignoradas fantasías que nunca me atreví a creer pero que tanto añoré, se volvieron visiones de una realidad indescriptible. Lo que empezó como un maleducado permiso se transformó en la más concreta y bella de las melodías.

4 comentarios:

Viky dijo...

Y tan bella. Como un paseo a la orilla del mar en un día de sol.

carmen dijo...

Precioso y esperanzador.

Eva dijo...

Te mereces las más bellas melodias, tu, que tanta música llevas a nuestros corazones. Gracias por tanta magia.

isabel dijo...

la osadia, el azar, el dejarse llevar sin más, nos permite disfrutar de momentos jamás pensados, precisamente por eso, porque no estaba previsto.