AFORTUNADOS A LOS QUE LES REGALARON UNA FAMILIA

Hace mucho tiempo atrás, en un lejano lugar, llegué a una familia que vivía unida mucho antes de que yo viniera a este mundo. Cuando llegué con mi pequeña maletita, me recibieron con una hermosa fiesta de bienvenida. Durante muchos años después, me acogieron dándome todo lo que tenían, desde el más alto hasta el más bajo de la tribu. Me presentaron a los que llamaron hermanos, también a los que fueron "Padres". Cuando entré por primera vez a ese hogar, ya danzaban juntos con el sonido de una hermosa melodía. Yo deseaba con todo mi corazón poder participar. Quise entrar en su baile, observaba, escuchaba atentamente, y hacía cualquier cosa para poder danzar con ellos. ¡Lo intenté cientos de veces, pero parecía que no me veían!.

Así que salté alto, con todas mis fuerzas durante varios años, hasta que conseguí llegar a sus rodillas, pero ellos seguían bailando demasiado largo y sentía que no podía. Quise saltar más rápido y más alto, y cuando al fin logré alcanzar sus caderas, sentí que no existía. Pero seguí saltando todavía más alto, y luego también gritando, haciendo el payaso y todo lo que se me ocurría para que me vieran. No dejé ni un día de brincar, pensando que así crecería más rápido, y conseguiría danzar junto a ellos aquella hermosa melodía. Un buen día llegué a saltar hasta la altura de sus ojos, y cuando al fin pude verles su mirada, entonces, me vi a mi misma reflejada. En ese mismo instante me di cuenta del absurdo de aquellos insistentes saltos. Mi sorpresa fue que ellos me miraron de manera sonriente y dijeron con una voz tierna y agradable: "hace tiempo que te esperamos". Después de unos minutos de silencio, viendo como todos aquellos años pasaban delante de mis ojos, pregunté: ¿y por qué me dejasteis saltar de esa forma tan absurda?. Y contestaron: "¿y por qué motivo tendríamos que cambiar quién tu eres?".