"La fama del león se había extendido por el mundo entero. Un hombre llegó, por curiosidad, desde muy lejos hasta la espesura en la que se encontraba. Para poder observar al león, empleó un año en recorrer la totalidad del camino. Al acercarse a la maleza, pudo verlo desde lejos, quedándose en el sitio sin poder moverse. Se le recordó: "Has recorrido un largo camino para admirar al león, ahora bien, el león tiene una peculiaridad, si avanzas hacia él sin miedo y le acaricias con ternura, no te hará daño. Pero si tienes miedo, se disgustará y, debido al malestar que experimenta, a veces mata". Y añadieron: "Puesto que está aquí y has pasado un año recorriendo los caminos, llegando tan cerca del león, ¿por qué permanecer inmóvil? Avanza un paso". Nadie tuvo la audacia de avanzar. El hombre confesó: "Era fácil recorrer largas distancias, pero ahora no puedo avanzar ni un paso".
(...) Dar un paso hacia el león son pocos quienes lo dan. Los demás pasos son las trazas de ese paso. Esta fe pertenece sólo a los profetas, que renuncian incluso a su propia vida.
Fihi ma Fihi, Jalaluddin Rumi. (p.192)
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