EN EL PUEBLO DE MI MADRE

Ayer vi a mi madre, había pasado unos días de vacaciones en su pueblo. Estaba espléndida, alegre, llena de vida. Dicen que el amor más grande del mundo es el amor de madre, pero yo sé que con quien ella dulcifica su alma es con la música de su gente. Ella nutre sus raíces en el patio de su casa, charlataneando con sus primos los vecinos. El más joven de la tribu toca la dulzaina, y ella le sigue con la cabeza bien alta. Se ríe a carcajadas con el padre del joven músico, que también le acompaña con otra dulzaina, y aunque creo que su sangre es para traer alegría a la fiesta, él se muestra siempre dispuesto. Y así van, de pueblo en pueblo, danzando y cantando, para enseñar al mundo entero que el amor de hermanos, existe.

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