MENORCA

Su paisaje, hijo de la piedra y el viento,
se muestra humilde, sencillo.
Hasta el más pequeño de sus rincones
se ha tejido con el esfuerzo de una naturaleza
tosca, infertil, cuya única virtud ha sido
la calma de su ecluir.

¡La isla extraña!
Exclamaban las demás, mientras leían en ella
la historia de incontables civilizaciones que
quisieron seducirla.

Pero fue ella, paciente, la que sedujo a tantos
pueblos huérfanos. Hoy me seduce su amable sencillez,
su tozuda bienvenida, su paisaje discreto,
su belleza casi infinita.

(Hasta siempre, Menorca ... )

1 comentario:

Anónimo dijo...

Leyenda

Al final de la carretera que conduce al faro, una gran explanada recibe el agua encharcada de pasados temporales. Dice la tradición que las noches de luna llena, si andamos por estos charcos mágicos, recibiremos los efectos benefactores del satélite y el agua del mar: fuerza, energía y fertilidad.

Sobrenatural Menorca.